Thursday, May 24, 2007

LA REALIDAD SOCIAL Y LA ARQUITECTURA LATINOAMERICANA

LA REALIDAD SOCIAL Y LA ARQUITECTURA LATINOAMERICANA

Por Armando Arteaga
(Ponente de la FAUA-UNI).

El tema de la “Realidad Social y la Arquitectura Latinoamericana” es tan amplio y complejo que perderíamos el tiempo y el esfuerzo de este “I Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Arquitectura” (*) si no somos concientes de que la práctica social y profesional del arquitecto en Latinoamérica pasa por las contradicciones políticas, sociales e históricas de nuestro continente. Lo cierto es que Latinoamérica no solo es un concepto histórico, sociológico, antropológico, o político, ni una suma de pueblos, o varios idiomas nativos (incluyendo también el castellano y el portugués), ni una cultura. Es algo más que todo eso. A partir de los años cincuenta es que se ha empezado a manejar con frecuencia el termino “arquitectura latinoamericana”. Así la frase “Oscar Niemeyer es un arquitecto latinoamericano” no aporta nada sino ubicamos el registro y los códigos de la “Plaza los Tres Poderes” en la proyección de la standardización de una arquitectura que se sintetiza en la “unité d´habitation” de Le Corbusier quien declaró alguna vez sin titubeos: “para los hombres en serie, hay que crear viviendas en serie”.


Los estudiantes de Paris, Mayo del 68, querìan cambiar el mundo y tambièn la arquitectura.

Las masas y la modernidad no solo arruinaron el discreto encanto que poseía el arquitecto latinoamericano por entonces; lo condenaron a naufragar en diversidades. Hablo de masas –en capital humano y material constructivo- y de la modernidad como mito desarrollista. La relación “Arquitectura y Latinoamérica” es confusa y han contribuido a esa confusión los siguientes libros: “Arquitectura Latinoamericana” de Francisco Bullrich, “Diez Años de Arquitectura en Cuba Revolucionaria” de Roberto Segre (1), “Ciudades precolombinas” de Jorge H. Hardoy, e “Imperialismo y Urbanización en América Latina” de Manuel Castells, entre otros. Existen otros libros, pero estos son los casos más destacados. El aporte de estos cuatro autores es significativo, y también va a medias, pues, en el recorrido que uno realiza por el aprendizaje de la profesión, uno termina por creer que el debate sobre “Realidad Social y Arquitectura Latinoamericana” fue casi inexistente y más bien correspondió a vanguardias y elites (2).

No hubo, en serio, un debate académico –dentro de los talleres de diseño y aulas de las facultades de arquitectura de Latinoamérica- sobre “Realidad Social” y menos sobre “Arquitectura Latinoamericana”. El cuadrivio de estas tesis nuevas sobre “arquitectura latinoamericana” se han desarrollado autónomamente y marginalmente entre estudiantes y profesores, y por supuesto, y en algunos pocos talleres “sociales” de diseño (3).

El caso de “Arquitectura, urbanismo y dependencia neo-colonial” de Emilio Pradilla y Carlos Jiménez fue un extremo de tensión, un signo indicador de cierta dirección “izquierdista” de los estudiantes y profesores progresistas colombianos para encarar la crisis que agobiaba nuestras facultades de arquitectura por la situación difícil de la coyuntura latinoamericana del setenta, coyuntura que oscilaba entre dictaduras y “frágiles” democracias, este ha sido el péndulo que definió el tiempo de este movimiento “cultural” y el estar “existencial” en un espacio de grandes contradicciones, una acción por reivindicar desde un sector de la izquierda: el derecho de opinar diferente y libremente, buscando una voz propia: la nueva generación de arquitectos, muchos de ellos desilusionados de “funcionalismos” asfixiantes.

Decimos que nadie discute en aulas y talleres, ni “realidad nacional”, ni “producción social del espacio”, y menos “planificación socialista” o “arquitectura rural”, sin embargo “el tiempo que escondido en nuestras ciudades latinoamericanas nos observa” es todo un desafío, y en el trabajo del espacio, al que tenemos que responder como profesionales o técnicos, es terrestremente –hablando- un espacio de muerte, de abolición de hombres y de proyectos sociales “utópicos” (asunto del que nunca hemos renunciado). Las venas abiertas de América –para citar a Galeano- desangran todos los días.


El "Mensaje a los estudiantes de arquitectura" de Ernesto "Chè" Guevara motivò tambièn todo un estilo de mirar la arquitectura y el mundo.

La verdad es que Latinoamérica es un continente de contradicciones, los caminos son inexplorables todavía; y los arquitectos no estamos preparados para mayores tareas comunes, y pareciera que no nos gustan las contradicciones, los caminos difíciles y originales. La arquitectura, muy a pesar nuestro, es la exteriorización de nuestra vida social, nunca dejará de ser una técnica, el environmental desig. La verdad es que los enormes contrastes pesan y las frustraciones constantes de las que no escapa para nada la arquitectura en Latinoamérica son tan evidentes que muchos prefieren la evasión total, y con ello, simplemente, la ausencia de una alternativa revolucionaria para la arquitectura. En el libro de Bullrich –que es un vademécum arrogante de cierto subdesarrollo y dependencia frente a la arquitectura europea y norteamericana del presente siglo- se ha optado por presentar a un conjunto de arquitectos y sus proyectos como estructuras individualizadas. Bullrich decía que la colección era un testimonio de un movimiento.

Hoy podemos decir sin temor a equivocarnos, ni caer en extremos, que es un testimonio de una inercia, fue un récipe, y para seguir con la inercia del ritmo, un recipiendario. Los contraste son aún más significativos en las tesis “sociologistas” de Manuel Castells que fueron necesarias y suficientes, diversificadoras y que “in illo témpore” traían la “nueva ola” de París y que los estudiantes becarios se adhirieron, y creían de veras en “La revolución urbana” que animaban desde la revista “Espacio”: Henri Lefebvre, Fernando H. Cardoso y Aníbal Quijano. El aporte de Castells está en que supo presentar la nueva constitución del espacio latinoamericano después de la segunda guerra mundial bajo los efectos de las nuevas formas de dominación económica imperialista. Los teóricos de la urbanización dependiente ayudaron a disimular las asperezas entre “académicos” y “expertos” de la nueva situación social. Castells fue lapidario cuando sentenció con su hoy lejano “cliché” de izquierda: “La transformación del espacio latinoamericano no es, pues, una marcha hacía la modernización, sino la expresión específica de las contradicciones sociales producidas por las formas y los ritmos de la dominación imperialista”.

Ahora sabemos que el aporte de Castells está en su “metodología de investigación social” para problemas urbanos, y su desvanecimiento en su práctica conciliatoria con los centros de poder, habló en teoría de las masas y las ciudades, pero la realidad le dio la espalda. Desde una posición “historicista”, Jorge E. Hardoy trasladó las novedades y diría también las bondades de la “escuela francesa” y de la mano de Fernand Baudel vinieron allende las fronteras de las ciencias sociales a darle instrumentos a los nuevos arquitectos: muy ocupados en sus problemas urbanos y en barrios marginales, pocos receptivos a la cuestión rural. Los arqueólogos fueron más acogedores con Hardoy. Debería volvérsele a leer con mayor interés, prudente detenimiento y desde otra perspectiva. Roberto Segre ha sido en este encuentro de los arquitectos y los estudiantes latinoamericanos con la Revolución Cubana un puente más bien incomodo con nuestras facultades abstraídas en vínculos más encontrados con la arquitectura norteamericana actual después de los 50 y la arquitectura de Niemeyer, con el urbanismo de Lucio Costa, con recursos de cierta técnica y queriendo hacer cierta arquitectura futurista -que declinaba en la forma y la función- y que debía enfrentarse a las demandas planteadas por las poblaciones y sus necesidades. No se valoró el uso del “pre-fabricado” cubano. Segre no tradujo a cabalidad este aporte (recordemos que Segre es un arquitecto argentino trabajando en Cuba), y Cuba daba una respuesta política e inmediata a su problema de vivienda y equipamiento urbano.


La revista "Tramma" de los 70.

Unos piensan,  que fue un destino mediocre, otros,  que son una alternativa nueva:  esa avilantez que nos esperaba, cuando alguien se preguntaba: cómo podría ser esa transformación del diseño actual. Los “academicistas” perdidos en sus comprensibles inquietudes del tablero respondían aprendiendo de Kenzo Tange y el vertiginoso crecimiento industrial del Japón (EXPO 70), y se perdían melancólicamente volviendo la mirada con nostalgia hacia el “milagro” brasileño. Como sabemos, hoy Brasil, como todos los países latinoamericanos, tampoco puede pagar su deuda externa, y se debaten en penurias. No todo a sido una catástrofe para la “arquitectura latinoamericana”. No olvidemos que André Malraux bautizó a Brasilia como la capital de la esperanza. Hoy Brasilia no es ni el paraíso terrestre querido por algunos, ni aquella capital de la desesperanza anunciada por otros.

Mi objeción al debate sobre “arquitectura latinoamericana” no es únicamente desde la propuesta de la respuesta que han dado a sus necesidades de arquitectura de las masas latinoamericanas en el proceso histórico que vivimos, sabemos que la mayor parte de las edificaciones realizadas no son proyectadas por arquitectos, sino por el usuario de esta “arquitectura espontánea” desarrollada en la “marginalidad” (de los años70), e “informalidad” (de los años 80). Si miramos hacia atrás, no para quedarnos como Lot, ese gesto de admiración de Humboldt al meditar sobre las instalaciones de arquitectura precolombina es significativo, cuando exclamó: “esta arquitectura parece haber sido realizada por un solo arquitecto”. La arquitectura precolombina bien sabemos fue una arquitectura de masas –no solo piedra, arcilla, caña- espontáneas,  y de una planificación social: expresión de una respuesta ante la necesidad.

La “arquitectura latinoamericana” aún parece que sigue siendo realizada por un solo arquitecto, aunque ahora en las últimas etapas (en el encuentro con el mundo europeo) el resultado parece negativo, improvisado, falto de planificación. No hablemos de un futuro después del “2001. Odisea del Espacio”, hablemos de un presente perpetuo, de ayer, de siempre, de una arquitectura autentica y andina, de un sistema organizado y social. Mi objeción, es pues, política. Eso que nadie quiere discutir. Latinoamérica está condenada a la búsqueda de sus orígenes. O, lo que es lo mismo: a lo imaginario, desde la crítica y la acción. El nuevo arquitecto no puede ser insensible a la búsqueda de un consenso entre lo tecnológico y lo espacial, entre los recursos materiales y la población organizada, entre la proyectación profesional y el usuario, dentro de los márgenes de nuestra cultura autentica. Para terminar, se trata de estar en el tiempo de la transformación social, en el diseño de espacios que sean para todos, pero en el libre camino de nuestro americanismo: la búsqueda de nuevas alternativas.

Más debate, más comunicación, entre nuestros pueblos y nosotros. Tenemos que inventar muchas propuestas nuevas para llegar a un solo proyecto real y político.  Para empezar, sudamericanos : ir hacía una arquitectura andina y social, rural y urbana, con respeto por ambas vertientes.  Hacer de esta residencia en la tierra: no la tierra de los condenados, sino la tierra de la libertad, la tierra de un espacio mejor habitable y en la dimensión humana,  y si se quiere utópica, al servicio del hombre común y olvidado de nuestros pueblos, una arquitectura que nos vuelva a integrar. Ir hacia una arquitectura andina, es buscar una nueva alternativa, un nuevo horizonte, un diseño más exacto.


Original de Ponencia presentada al I Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Arquitectura en Arequipa.
 
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Estas notas en pie de página han sido puestas varios años después de la presentación de esta ponencia para una mejor comprensión del fenómeno social y estudiantil al que hacemos referencia:
 
(1) El entusiasmo que suscitó el “Mensaje a los estudiantes de arquitectura” de Ernesto “Che” Guevara ya estaba pasando de moda dentro del movimiento estudiantil, la ola de Mayo del 68 vino con otras novedades para las propuestas de la nueva izquierda en la FAUA-UNI.. Y fueron estas nuevas actitudes que fortalecieron un impulso novedoso y crítico como es el “caso colombiano” con “Arquitectura, urbanismo y dependencia neo-colonial” de Emilio Padilla y Carlos Jiménez.
 
(2) En la década del 70, editamos Wiley Ludeña, Hugo Salazar del Alcazar, Mauro Llerena y Armando Arteaga, entre otros entusiastas estudiantes “progres” y de izquierda, la famosa y solitaria revista “Tramma” (dos números editados, 1978) que alborotó los pasadizos, los talleres y las aulas de la UNI. y la Ricardo Palma, con tesis y posiciones “radicales” y de vanguardia para ese momento. Carlos Acevedo y Luis Rodríguez Cobos (casi un franco tirador) publicaron también en “Tramma”. Más tarde, Zack Ruiz de Somocurcio tomaría la posta algo radical dentro de una normatividad más “castellsiana” con sus imprescindibles separatas “Documentos de Arquitectura y Urbanismo”. Vuelta a la otra margen, desde la perspectiva docente, se publicó los “Cuadernos de Arquitectura y Sociedad” que animaba Raúl Quiñónez Aranda. Otros sinceros “francotiradores” docentes de este álgido proceso “contestatario” de izquierda que querían un cambio de actitud ante la arquitectura y la realidad nuestra fueron: Jorge Burga, Eliseo Guzmán, Jorge Ruiz de Somocurcio, Esturado “Talo” Núñez, Miguel y Marta Llona. Con sus respectivas particularidades, que cada uno de ellos asumía. No hubo más movimiento vanguardista por parte de los estudiantes, y menos del lado de los docentes, en verdad, la realidad cambió adversamente en el país. Para después, la moda regresó de rebote desde Inglaterra, Francia y España.
 
 El libro de Martuccelli capta parte de este periodo izquierdista de los estudiantes de arquitectura.

3) Elio Martuccelli en su libro “Arquitectura para una ciudad fragmentada” (Centro de Investigaciones de la Universidad Ricardo Palma, Octubre, 2000) ha logrado captar parte de este impulso del periodo “izquierdista” de un sector pensante de los estudiantes y profesores de aquella década del setenta, prodigiosa en ideas y en actitudes.


 
(*) IV ENCUENTRO Y I CONGRESO LATINOAMERICANO DE ESTUDIANTES DE ARQUITECTURA.
Formación Social Latinoamericana y La Arquitectura. Realidad social latinoamericana y su influencia en la arquitectura.

Universidad San Agustín de Arequipa.
Universidad Nacional de Ingeniería. Lima-Perú, Marzo de 1987.

Wednesday, May 16, 2007

LA ARQUITECTURA Y LA REVOLUCIÒN INDUSTRIAL/ ARMANDO ARTEAGA

Arquitectura e Historia

LA ARQUITECTURA Y LA REVOLUCION INDUSTRIAL
Por Armando Arteaga

INTRODUCCIÓN

Es un lugar común decir “El capitalismo contemporáneo nació con la sociedad industrial tras una revolución de las técnicas de producción que permitió acumular un grueso volumen de capital”. El capitalismo industrial nació en Inglaterra entre finales del siglo XVII y principios del XIX. Este periodo de profundas mutaciones en los aspectos económicos y sociales es llamado como “revolución industrial”. Fenómeno social y político -muy especial-, y asunto clave para entender muchas razones de la expansión capitalista actual.

El viejo Marx y la Revoluciòn Industrial.

Arnold Toynbee fue uno de los primeros en utilizar esta expresión “revolución industrial” en sus “Conferencias sobre la revolución industrial en Inglaterra” publicado en 1884, sin embargo, los primeros en hablar del concepto de “revolución industrial” fueron John Sturt en sus “Principios” (1848) y Karl Marx en “El Capital” (Libro Primero). Marx escribió: “Cuando John Wyatt en 1735 dio a conocer su máquina de hilar y, con ella, “la revolución industrial” del siglo XVIII, no dijo ni una palabra de que el hombre sería sepultado como motor...”

LA AGRICULTURA Y EL DESARROLLO DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL

No hubiese existido “revolución industrial” en Inglaterra sin la “revolución agrícola” que la precedió. En el momento que apareció la gran industria, la agricultura moderna estaba ya fundada. Dicen los clásicos, que el desarrollo agrícola fue una de las condiciones necesarias para la industrialización. El crecimiento de la renta agrícola, a consecuencia de un aumento de la productividad, crea una ampliación de las salidas en el mercado interior. Así mismo, este aumento de la productividad libera una parte de la mano de obra, que duda a disposición de las necesidades de la industria y permite incrementar la oferta de productos alimenticios. Todos los períodos de desarrollo han registrado un sensible aumento de población. Entre el sector agrícola y los sectores industriales suelen surgir presiones reciprocas. Dos categorías de gente fueron victimas de la implementación del mercado y de la redistribución consiguiente de las tierras: los pequeños propietarios que a menuda se vieron obligados a vender sus parcelas, y los “cottagers”, que constituían la categoría campesina más pobre y se beneficiaban del derecho de libre pasto en los terrenos comunales. Estos “cottagers”, cuya única propiedad se reducía a algunos animales (ganadería ovino), eran a la vez obreros agrícolas y trabajadores a domicilio, al carecer de derecho reconocido, fueron las primeras víctimas de las operaciones de reordenación. El costo social de la reforma agrícola fue soportado por las clases más humildes, pero la concentración de la propiedad rural fue un factor de crecimiento de la productividad. Pero también, el progreso agrícola permitió la formación de nuevos grandes centros urbanos.

EL DESARROLLO DE LOS MEDIOS DE TRANSPORTES

La construcción de carreteras y canales era indispensable para el desarrollo de la población y de los intercambios. El aprovechamiento de las vías fluviales jugó un papel económico todavía más importante que la mejora de los puentes y caminos. La construcción de redes ferroviarias fue otra consecuencia de la “revolución industrial” y no pudo iniciarse antes de la puesta a punto de la máquina de vapor. La puesta a punto de la red de vías de comunicación fue una precondición del desarrollo industrial.

LA PRESIÓN DEMOGRÁFICA

La presión demográfica fue sensible durante la revolución industrial, a partir del momento en que las transformaciones técnicas permitieron aumentar progresivamente el volumen de la producción. El crecimiento demográfico engendró nuevas necesidades, y en consecuencia, nuevas salidas para los productores. Sin presión demográfica no existe -es un factor esencial- el crecimiento de la demanda, y por ello el crecimiento industrial puede resultar paralizado o frenado. La oferta de mano de obra está en función de la población. A partir del momento en que se inicia la industrialización y se llega a la fase del “despegue”. Existe una interrelación recíproca entre la presión demográfica y el desarrollo económico.

La màquina y el triunfo del diseño.

LAS INVENCIONES Y EL PROGRESO TÉCNICO
Hablar de la “revolución industrial” evoca inmediatamente los inventos técnicos que permitieron pasar de la fase artesanal a la fase de la industria moderna. La herramienta manual fue poco a poco sustituida por la máquina, gracias a los perfeccionamientos tecnológicos y a la utilización del vapor como fuente de energía. Este conjunto de “descubrimientos” transformó las relaciones entre el factor trabajo y el factor capital. La acumulación de capital se hizo posible gracias a los inventos, y con ellos, se entró en la etapa del capitalismo industrial. Los inventos estuvieron distribuidos en los siguientes rubros por actividades funcionales de acuerdo al despliegue manufactural en un nuevo ámbito fabril: -La industria textil (Máquina de hilar). -El hierro (La invención del pudelaje) -La máquina de vapor (Forma nueva de energía). Y, para que se desarrolle la “revolución industrial”, fue necesario que los inventos se propagasen y arrasen al resto de los estratos de la economía de entonces trastocando la estructura existente, impulsando el nuevo crecimiento económico. Los inventos aparecen en el momento de la evolución de las técnicas y dependen tanto de los conocimientos adquiridos y de las necesidades presentes como del talento creador de los individuos.

El inventor y el empresario se integraron por las exigencias concretas de su época y el medio social. La “historia de los inventos” no es solo “asunto de los inventos”, sino la cuestión de una expresión colectiva que trató de resolver progresivamente los problemas suscitados de las necesidades colectivas y los requerimientos de la nueva ciudad industrial. Surge allí el tema del urbanismo. Y el urbanismo trae consigo el tema de “lo moderno” en la arquitectura.


El libro de Pevsner, bàsico para comprender la arquitectura europea.

ARQUITECTURA Y REVOLUCION INDUSTRIAL

Nikolaus Pevsner nos a enseñado para entender el movimiento moderno que “la arquitectura de la ingeniería del siglo XIX estaba ampliamente basada en el desarrollo del hierro, primero como hierro fundido, después como hierro forjado, más tarde como acero. Hacia el final del siglo, el hormigón armado apareció como alternativa”. La importancia del contenido histórico en la arquitectura viene desde John Ruskin y más tarde es exaltado también este “ornamento” de lo histórico por William Moris. Ver por eso “An Outline of European Arquitecture” de Pevsner, aunque nosotros hemos trabajo con la versión italiana “Storia dell´architettura europea” (Editori Laterza, 1966).

La historia del hierro comienza con la inventiva de la revolución industrial. Como Inglaterra marchó a la cabeza de la revolución industrial en Europa, fue también “pionner” cuando abrió las puertas para que las inquietudes del “Journal of Design and Manufactures” y de sus fundadores: O. Jones, M.D. Wyatt y R. Redgrave, fueron quienes anunciaran el desarrollo más tarde de W. Morris y el Movimiento Moderno (aunque no siempre la historia es una línea, y menos una recta).

(Publicado en la Revista El Cuadrado. Abril 1982).

Monday, August 07, 2006

NO FUERON 500 SINO MILES DE AÑOS MÀS DE POBLACIONES/ ARMANDO ARTEAGA

8 de Agosto: Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.(1) 

Machu Picchu, la ciudadela inka, Cusco, Perù.

NO FUERON 500 SINO MILES DE AÑOS MÁS DE POBLACIONES* 
Por Armando Arteaga 
  
Uno de los aspectos más resaltantes, donde se puede notar el contraste de lo que fue este desencuentro cultural de los 500 años entre el llamado "viejo" y "nuevo" mundo, es la parte referida a la arquitectura y el planeamiento urbano de nuestros pueblos. 

Caral, la ciudad màs antigua de Amèrica, Supe, Perù. 

La admiración que le produce, a un obser­vador detallista como lo fue Alexander Von Humbolt, la arquitectura de estos pueblos nativos es resumida en su expresión: "parece una arquitectura hecha por las manos de un solo arquitecto", es exacta y específica. El sentido de perfección y adecuación que nos produce cada uno de los elementos que conforman el todo de la llamada "arquitectura pre-hispánica", visto como proceso de trabajo, de acondicionamiento territorial, de unidad integral, de equilibrio entre forma y función, es lo que más reluce, para quien inventarió y levantó muchas de las plantas de estas edificaciones. Humbolt en esa expresión nos muestra la admiración sensible que puede tener un observador inteligente del proceso constructivo nuestro.

Piramide en Michoacàn, Mèxico.

Hay que precisar también que tardíamente otros observadores extranjeros como Ann Kendall, Jean Francois Bouchard, Craig Mo­rris, John V. Murra, Charles Wiener, E.W. Middendorf y Adolph Bandelier, no precisa­mente españoles, definen con admiración este proceso urbanístico. Proceso complejo, no estudiado seriamente todavía, que adecuado en su verdadera dimensión de valor, es una de las características más importantes de la historia de nuestra cultura. 
 Complejo Tschudi, parte de la ciudadela de adobes en Chan Chan, en el desierto norteño peruano.
Las construcciones de la revolución lítica de los Chavín; el manejo de los adobes Mochica y Chimú, instalados en la escenografía increíble del desierto peruano; el planteamiento urbano de los Wari e Incas; las aldeas ribereñas de las poblaciones nativas de la Selva, tienen para nosotros -todas esas instalaciones- la capacidad de maravillarnos a primera impresión y volvernos a maravillar cuando sobre ellas racionalizamos nuestra lectura y hacemos cual­quier prospección. Pero no solamente es el pasado, o la mirada hacia atrás, que no nos convierte en estatuas petrificadas -culturalmente hablando-, todo es parte de un proceso truncado con la llegada de los europeos. El arribo de una nueva visión urbanística, no adecuada para nuestras po­blaciones e impuesta por los españoles, terminaron disturbando y distorsionando la lógica de este proceso. Es cierto que las catedrales e iglesias diseñadas por la visión cristiana del arquitecto extranjero, no dejan de ser artefactos hechos por manos artesanas, laboriosas e indígenas, que han sincretizado su versión pagana con la de afuera cristiana.



Maloca: vivienda indìgena en la Amazonìa.

 La arquitectura y las edificaciones de las poblaciones nuestras fueron hechas a sangre y explotación realizada contra lo nativo. Es una arquitectura de piedra, de barro, melancolía agreste y tributaria de nuestros pueblos que con su mensaje terrenal han ido quedando sobre cuadrículas diversas y todo área de trance urbano que tenemos en nuestras ciudades. La modernidad aparente de algunas de nuestras poblaciones está atrapada por la nostalgia de nuestra arquitectura indígena Maya, Quechua, Náhuatl, Chanka, Mochica, Yunga, Tiahuanaco; conclusión diversa e inédita de la reu­nión de todas las sangres de nuestro mensaje. Para el alarife nativo que construyó con sus manos y herramientas originales este proceso urbanístico, que ha sido único y diverso, lo más importante de su mensaje parece ser su actitud temporal por perdurar en este desen­cuentro de criterios y estallido cultural. Mirando hacia el futuro, lo que nos queda, en este renglón de nuestra actividad constructiva nativa, es insistir en la gran sabiduría ancestral nativa con la que se han construido nuestras ciudades; ubicándolas en la actual dimensión temporal de la modernidad, haciéndolas funcionales y adecuadas a las necesidades vigentes para nuestros pueblos actuales. Por último, también debemos insistir en una arquitectura nativa moderna, adecuada al medio ambiente, orgullosa de la piedra y el barro, de la cerámica y la madera, de la caña y el ichu, del soportal y el techo a dos aguas, el zaguán y la cancha, el plano inclinado, de toda esa heterogeneidad y posibilidad que se nos presentará en los años que vendrán.


Maloca actual en la selva de Brasil. 
  
(1) Desde 1995 se celebra el “Día Internacional de las Poblaciones Indígenas”, que empieza el día de la primera reunión, en 1982, del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de las Naciones Unidas, un órgano subsidiario de la Subcomisión para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos. Las poblaciones indígenas representan casi 300 millones de personas, hablan más de 5,000 lenguas y vivimos en más de 70 países repartidos en el globo terrestre, desde el Ártico hasta el Amazonas, en el Sahara a Australia. La mayoría –más de 150 millones viven en Asia (Bangla Desh, Birmania, Pakistán, Felipinas, Siri Lanka y Tailandia). Somos varias fuerzas importante en lo político y en lo social en las nuevas decisiones de la globalización. Casi 30 millones de indígenas viven en América Latina: Brasil, México, Ecuador. En Bolivia, Guatemala y Perú, las poblaciones indígenas somos más de la mitad de la población total de nuestros respectivos países.  

*Publicado en el Boletín Informativo del Centro de Culturas Chirapaq, Lima-Perú. Edición Especial N- 11-14, 1993.

Tuesday, August 01, 2006

EL URBANISMO, OTRA VEZ/ ARMANDO ARTEAGA

 TEMAS DE URBANISMO 
La imagen de la ciudad: ¿qué diría Kelvin Lynch de estos contrastes?. 


 EL URBANISMO, OTRA VEZ*
 Por Armando Arteaga  


 Contraste: la otra imagen de la ciudad.

Las ciudades peruanas fundadas por los españoles varios siglos después aún muestran y padecen las con­tradicciones del encuentro (o desencuentro) cultural que las originó. La obstinación castellana de imponer­le a la naturaleza y a los pueblos dominados una ca­racterización católica, los llevó a diseñar "ciudades abs­tractas": el cuadrilátero central de la Plaza Mayor y la orientación de las calles que trazaron obedecían estric­tamente al modelo urbanístico y a los reglamentos europeos que morcaban la geografía local con la pro­puesta de la autoridad municipal. Jorge Enrique Hardoy ha demostrado en sus trabajos sobre "La influencia del urbanismo indígena en la localización y trazado de las ciudades coloniales" que también en la coloniza­ción ibérica hubo cierto sentido de adaptación: "El geometrlsmo de las ciudades bajo la forma de tablero, se fue haciendo poco a poco, por experiencia y error. La elección del sitio para la localización de las ciudades fue Influenciada, a su vez, por la experiencia urbana precolombina". Hubo pues, un sincretismo urbano. 


Megapolis y mercado: otro contraste.

La caracterización de la ciudad como un "lugar de mercado" es casi un lugar común en la literatura dedi­cada a la problemática urbanística. La ciudad aparece como un fenómeno en donde ocurren dos procesos si­multáneos que permiten caracterizar con realismo el asentamiento poblacional: el mercado (y las reglamen­taciones de la política de la economía urbana) y la auto­ridad política-administrativa que normaba la vida de los habitantes de la ciudad. 


El libro clásico de Thomas Sharp y el urbanismo inglés.

"Civitas" y "polis" expre­saron, históricamente, un modo de vivir y participar. Las civilizaciones que más cerca nos afectan, lo ha ex­plicado Fernando Chueca Goitia en su "Breve Historia del Urbanismo" han constituido tres tipos de ciudades: a) La ciudad pública del mundo ciático, la "civitas" ro­mana, ciudad por antonomasia; b) la ciudad domésti­ca y campestre de la civilización nórdica, y c) la ciudad privada y religiosa del Islam. Muchas son las razones que definen el carácter de la vida de una ciudad. La ciudad es al mismo tiempo, entonces, un hecho económico y una relación política. El espacio urbano asegura, por cierto, derechos relati­vos al destino ciudadano de sus habitantes. 


Plano Virreynal de Lima: Urbanismo europeo antiguo.

Meditando sobre "La ciudad en el Perú", Aurelio Mi­ró Quesada S. ha referido el proceso de urbanización que diseñaron los españoles, como una traza de recuer­dos y nostalgias, pero de adaptación territorial. Es cier­to todo esto. Betanzos se admiraba del carácter de agrupación urbana con plan y sentido que tenía el Cus­co. Eran auténticos polos de vida cultural esas ciuda­des iniciales.  

(*) Publicado en el Diario Expreso, 03/08/1989.

LA OBJECIÒN DEMOGRÀFICA/ ARMANDO ARTEAGA

Temas de Urbanismo
Nuevos asentamientos: por toda la ciudad.  

 LA OBJECIÓN DEMOGRÁFICA: INVASORES Y DESALOJADOS

Por Armando Arteaga 


  Invasiòn poderosa, nuevos ciudadanos.

Desde hace varias décadas Lima no tiene una política coherente de expansión urbana. La ciudad ha crecido (hori­zontal y verticalmente), y seguirá creciendo en desorden. El auge demográfico que presumen nuestros países en vías de desarrollo, por lo menos, en lo que respecta a expecta­tivas de población y sus necesidades de expansión, no se están adecuando a las exigencias del consumo urbano actual y la creciente explosiòn demogràfica . La decaída de las actividades primarias y el estancamien­to relativo de las secundarias, recono­cidas como los niveles más dinámicos y exigentes de nuestra complicada economía, han obligado al sector popular a su incorporación y partici­pación masiva en actividades tercia­rias productivas y culturales minimas.



La estera y la carretilla, dos instrumentos que se complementan.

Los pobladores constructores de nuevos asentamientos humanos son los responsables en gran parte con­siderable del crecimiento urbano de nuestras ciudades principales. Los "marginales" de la década del setenta y/o los "informales" del ochenta, aque­lla masa que es, a la vez, casi todo y casi nada, conforman un status pro­visorio y desafiante para Lima. Estos pobladores que cargando al hombro unas esteras se instalan en el arenal y realizan el sueño de la casa propia, con su talento, paciencia y organiza­ción propia le han arañado, a la sal de los cerros y a la tierra baldía, un poco de vida. No sólo han dominado la di­fícil topografía de nuestros territorios en condiciones adversas transformando terrenos eriazos sin valor en nuevas áreas urbanas para Lima, sino que también están resolviendo el es­pinoso problema de la "emigración ilusoria", o lo que algunos antropologos tambièn han llamado "las locas ilusiones". 

Se van consolidando los nuevos asentamientos humanos.


 Sobre el problema de las invasio­nes y desalojos, los prejuicios que suscitan las diversas opiniones sobre el tema están a la orden del día. Faltan normas legales màs coherentes y realistas, màs actuales a las necesidades urgentes de los problemas vigentes que tiene la urbe actual. Lima no tiene en la práctica un esquema di­rector de desarrollo metropolitano que oriente los mecanismos de parti­cipación individual y/o colectiva, y que les brinde a los nuevos pobladores las posibilidades de nuevas metas en una sociedad en acelerado proceso de urbanización. 


La ciudad de junto al cielo. ¿Qué culpa tiene el tomate?.

Alguien ha clasificado a los hom­bres en maltusianos y antimaltusianos (o populacionistas), pero la mayor parte de las veces las propuestas que parecen válidas y sólidas carecen de fundamento al no ser integrales. Por falta de una observación sistemática, estamos muy mal informa­dos acerca de nuestras propias ciu­dades. Estos "invasores", "bárba­ros", "furtivos", e "indígenas" son nuestro más grande capital humano que no sabemos darle su dimensión estadística. Mientras tanto, el Estado los enfrenta a palo limpio desaloján­dolos y abandonándolos irrespon­sablemente. Toda simplificación abu­siva de lo urbano se presta a falsas interpretaciones. Ni Platón imaginó su “República” como una extraña “Isla”.
¿Se puede desconfiar de la demografía y abandonar las profecías maltu­sianas"?. Todos sabemos que aún que­da un enorme espacio multiplicador de creatividad para arquitectos y urbanistas , y como ciudadanos poder seguir viviendo con alegrìa natural en esta cada vez más deshumanizada ciudad, y tambièn idiota “humanidad”.  

Pobreza urbana.

(*) Publicado en el Diario “Buenos Días”, Lima 07/07/1988.

Monday, June 26, 2006

TRUJILLO, CHAN-CHAN, EL RECREO Y LA BIENAL/ ARMANDO ARTEAGA

PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO
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 Foto: Se va cambiando el perfil arquitectònico con nuevas imposiciones.

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 Foto: Panorama antiguo de la Pza. de Armas de Trujillo.

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TRUJILLO, CHAN-CHAN, EL RECREO Y LA BIENAL

Por Armando Arteaga

Trujillo es actualmente una ciudad que no ha perdido su propio esplendor. Ha recuperado en parte, a su manera, la raigambre de su pasado arquitectó­nico al restaurar las edificaciones más importantes de su centro urbano ubi­cadas dentro del medallón o escudo que circunda la Av. España.
Es una ciudad que —si la compara­mos con Lima— se deja ver limpia, ar­mónica y moderada, a pesar de que padece y vive como Arequipa y Cusco el trance y las vicisitudes del desarrollo urbano desigual. El crecimiento migra­torio al que han sido sometidas las estructuras urbanas de estas ciudades terminarán desarticulándolas, caotizándolas y deprimiéndolas. Pero a pesar de esto, se nota en Trujillo una política de inyección de recursos en infraestructu­ra urbana en las zonas de pueblos jó­venes como El Porvenir y La Esperan­za.

Imagen: Plano de Trujillo Virreynal. Baltasar Jaime Martínez Compañón



RESTOS A LA DERIVA
Foto: Edificaciòn tipica trujillana.        
                                                                                                    
Trujillo es una ciudad con excelen­tes posibilidades de desarrollo regional, hay que promover la inversión de capi­tales para dotarla de los recursos que faltan en la zona. Una ciudad que se precia del pasado histórico y cultural que tiene (en estos días se han conmemorado los 165 Aniversario de la Proclamación de la Independencia de Trujillo), debe precaver, para no lamen­tar después, dando remedio a tiempo con soluciones realistas a los diversos problemas que la aquejan, para que éstos no se agudicen, ni estallen, con las secuelas negativas que traen. Por ejemplo, el cementerio de la ciu­dad, en donde descansan los restos mortales de Víctor Raúl, ha terminado acordonado por las nuevas urbaniza­ciones y se ha quedado ubicado y atrapado en el corazón de la ciudad, lugar nada pro­picio para un cementerio y al que ya no hay que superpoblar sino edificar otro para aliviar las quejas de los ve­cinos de la calle Mantaro que atesti­guan la falta de condiciones sanitarias de la nueva ampliación del cementerio y la presencia de enfermedades alérgi­cas toda vez que la temperatura pro­medio anda por los 28 grados C.; su­mando á esto el problema de la esca­sez de agua que padece en horarios casi toda la ciudad debido a que la demanda actual supera la oferta del viejo abastecedor.

Foto: Trujillo actual.
El centro de Trujillo ha ordenado su tráfico urbano a pesar de que todavía no tiene semaforización, el tránsito vehicular está supeditado al peatonal, y esto es indudablemente un acierto. Lamentamos -eso sí- el abandono en que se encuentra Chan Chan (la ciudad pre-Inca construida en adobes) dada la im­portancia que tiene, pues, es única como monumento histórico en el mun­do, sin embargo se nota una ausencia de política de conservación y restau­ración del patrimonio cultural.

Sólo la ciudadela Tschudi está en parte restaurada y es la parte que se puede visitar, el resto está a la deriva y a pesar del empeño que ponen los cui­dadores y algunos funcionarios, los res­tos de las otras ciudadelas como son la Rivero, Chaiwac, Laberinto, Tello, Bandelier, Uhle, y demás secciones del complejo, están a la mercería de la barbarie humana y de la inclemencia destructiva de la naturaleza.

Foto: Huaca Dragón.


En los diversos lugares de Trujillo en donde se han restaurado edificacio­nes, como la Huaca Arco Iris, estas res­tauraciones y conservaciones, dejan mucho que desear, falta un museo de sitio y un "guión museográfico" que ex­plique a los profanos la magnitud de la importancia de estos monumentos del valle Chimor.

TRUJILLO RESPONDE
Foto: Arquitectura local trujillana.
Queremos, esta vez, también, hacer mención a la restauración del Barrio El Recreo, que era desde el Trujillo Colonial el lugar de recojo de agua -por los aguateros- para Laredo. El proyecto de restauración ha dividido en criterio a los trujillanos, pero creemos que la gestión del arquitecto Ganoza Plaza es válida y la apoyamos. Para mejorar el proyecto se hace ne­cesario un debate entre los interesa­dos para evitar errores -garrafales- que desde ya pueden advertirse. Algunos de ellos ya han sido modificados en el arco, pero otros aún esperan ser rec­tificados. Esa es la única manera de avanzar.



Foto: Iglesia Trujillana.

Para terminar, Trujillo es una ciudad con enormes posibilidades para un au­téntico desarrollo cultural vigente, cuenta con muchas casonas restaura­das como la Casa Ganoza Chopitea, el Teatro Municipal, los locales del INC., y otros que están a la espera de un proyecto: orgánico, cultural y de promo­ción social. La Bienal de Arte Contem­poráneo es una prueba de ello, los trujillanos han respondido, como siempre.


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Foto: Ventana de casona virreynal trujillana con coronela.


Foto: Arquitectura domestica y local trujillana. Vivienda: ventana con coronela y puerta.

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(Publicado en el Diario “Expreso” 10-03-1986).
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